1 oct 2021

La Vía San Pedro

 




Arrecia la Mar y una enorme galerna estalla como jamás antes se ha visto. Muchos, hombres bravos de la mar creen tener su fe sólida bien cimentada, pero andan flacos en virtudes, y por ahora nada hace pensar otra cosa pero ante la dureza del ataque y sus medios y tras una amarga faena terminarán derrotados en la brega, a la deriva ante la Vía San Pedro.

No tomaron sus rosarios, no creyeron cuanto se les ha profetizado, pensaron estar luchando sin realizar ayunos ni frecuentar los sacramentos cada día, todos ellos fueron cayendo en la pereza, que es madre de la soberbia y su confianza se fue tornando en desconfianza hacia el Señor que viene como justo Juez y al no ejercerse en la virtud, ante el espanto del enemigo y su hueste se dejaron seducir al canto de las sirenas de la serpiente arrojándose a la mar.

Ellos, que creían que la suya era la de San Pablo, resulta que se encuentran a la deriva en altamar sin Barca, llenos de miedo ante las fieras olas y sus bramidos, millares de náufragos lapsi deben saber que pueden tomar esta Vía aniquilando antes toda soberbia.

Despreciados por algunos hermanos, avergonzados ante muchos otros que los ven con gran lástima, viven en el naufragio el hundimiento de todo cuanto tenían construido, tristemente derrocado por las bravas olas y el furioso viento.

Tristeza, miedo, confusión, deja de verte y divisa en el cielo a nuestra Madre, Estrella de la Mañana que anuncia el fin de la noche y  la luz de la Aurora.

Si alguna vez te encuentras a la deriva pensando que mejor es ser engullido por la mar, memora lapsi,  que quien calmó la tormenta y amainó todo viento y tempestad subió a la Cruz por ti. Y reconoce tu miseria y pequeñez para que a Su llamado vayas hacia Él caminando ya sobre las aguas y retornes a Su Barca, con los tuyos unidos a la Capitana en este combate y Gran Guerra Naval que es este fin de los tiempos, preludio del Triunfo de Su Inmaculado Corazón y el Reinado milenario de Su Hijo, nuestro amado Redentor.


No olvides que la Vía San Pedro precisa que dejes de pensar como los hombres en todo lo que has errado, las decisiones torpes que has cometido y finalmente tu traición con el juicio de un dios que desde la superficie del mar queda distorsionado por tu herida y que, con el alma compungida enfrentes el juicio de los hombres que te puedan señalar, rechazar y sentenciar, y pienses como nuestro Sol Dios que sale todos los días a tu encuentro, piensa te encuentras ante el justo Juez, nuestro Señor, que Es Misericordia. Él es Fiel.


En Dios vivimos, nos movemos y existimos, no lo olvides.


No temas el rechazo, ni el castigo ni las sentencias de quienes bregan en la Barca pues todos saben que si están abordo es por pura Misericordia del Manto de nuestra Capitana que les permite luchar con el Santo Rosario embrazados con la Fe y alimentados con Su divina carne, verdadero alimento para no desfallecer o caer al mar ante tan fiero combate. 


Con humildad pidamos la Espada de la Vía San Pablo pero que sea siempre y en todo para Mayor Gloria de Dios.  La Vía Petrina es la escala santa si te encuentras náufrago en altamar a la deriva sin Barca, amigo lapsi.


Jesús nos advierte por medio de sus elegidos y nos prepara para los acontecimientos que vamos a vivir, si no los entendemos debemos preguntarle sin miedo, no vaya a ser que cuando lo capturen no veamos que Se entrega, que cuando la Iglesia desaparezca no veamos que no es así y las puertas de Averno no han prevalecido jamás sobre ella, aún cuando todo parezca otra cosa, y cuando vengan esos tres días de oscuridad hasta la llegada del Gran Día. Cuando suceda la iluminación de las conciencias y nos expliquen una alucinación colectiva por impacto al aparecer signos en el cielo, el Sol y las estrellas, así como la Luna. Pues Dios nos da a conocer lo que va a hacer o permitir por medio de sus siervos los profetas. Nuestro amado Redentor Es, Era y Será el mismo alfa y omega, no hablamos de doctrinas extrañas o contrarias a lo que oímos desde el principio, pues esas cosas nuevas hay que rechazarlas, no, hablamos de estar preparados, de tomar lo bueno para que no salgamos huyendo como los discípulos del Señor cuando vengan con palos a derrocar a la Iglesia o dinamitarla por dentro como sucede desde que el Enemigo ha colocado a los suyos en el vértice del gobierno temporal de nuestra amada Madre Iglesia. Nosotros debemos prestar especial atención a las apariciones de Elías; nuestra Madre del Cielo.

Pero si por miedo o flaqueza nos arrojamos al mar, abandonamos la Nave pensando que se ha producido un naufragio, hemos de recordar, avivar el seso y despertar, que la Piedra caminó sobre el agua inaugurando la Vía de salvación que lleva su nombre, sí, salvación también para los lapsi como él. 

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