1 nov 2021

Es el fin de los tiempos

 

En todo este caminar sobre la tierra, los tontos hijos de Adán no han aprendido nada.

Es el fin de los tiempos, en los que vuelven los poco viriles hijos a caer en la trampa preparada para Eva, ser como Dios. El transhumanismo pretende dotar tecnológicamente al hombre de capacidades sobrenaturales. El hombre pretende darse la divinidad.

Pero... ¿Porqué algo tan grande lo quieren compartir con todos? Sencillo, porque como ya sabía la vieja y astuta serpiente, ello los convertirá en sus esclavos. Todo el que comience el camino iniciado por la inyección transgénica irá dando pasos hacia Babilonia.


Pronto, los Hijos de Dios serán perseguidos y no podrán comprar ni vender porque la famosa marca en la mano o en la frente, no es otra cosa que la tecnología "complementando" al hombre  en lo que le falta para ser un dios. Nada de Gracia, nada de Dios. Nada. Ser inmortales, conocedores de todo cuanto pasa en el mundo  a tiempo real, toda habilidad y conocimiento dado sin esfuerzo, mientras dormían pero una pesadilla infernal.


¿Es que el hombre no es consciente de su nada? No, no hay transgresión, no hay Ley Natural, no hay Ley divina, no hay más ley que la que nos damos positivamente y no hay Dios.


Hay un libertador y padre desde el principio, el Tentador, que ha conseguido de sus herejes, ateos y agnósticos los mecanismos para esclavizar materialmente a quienes ya tiene reos espiritualmente para que no haya posibilidad de escapatoria. Amurallados a cualquier invasión de la Gracia, inspiración angélica y conversión.

Desde antiguo, las tentaciones que son proyecciones pueden hacerse hoy mecánicamente gracias a la colaboración y plan del Maligno, quien participa a los suyos más elevados de partes del Plan para lograr esclavizar al Género Humano.


Cristo murió en la Cruz para liberarnos y hacernos Libres en Verdad. Satán pretende ser padre, amo y señor de esta nueva humanidad esclava y exterminar al hombre redimido, al libre.


Los hay que no lo ven venir, entablan diálogos con la vieja serpiente de este mundo en la que es Príncipe, olvidando que Dios es el rey del Mundo.


No se ven su nada sino que sólo exaltan la misericordia y bondad de Dios que los lleva a la Soberbia al no tener conciencia del pecado, al desnaturalizar y deformar la conciencia, las palabras, el espíritu y la letra del mandato, a despreciar el Pan de los Ángeles, al que cada vez se le da menos importancia, la Eucaristía, cuyo sacrificio incruento lograrán suprimir.


Todo está escrito y cuando hablen de dotarse y tener "paz y seguridad" les sobrevendrá el fin como un rayo de Uno al Otro extremo del Orbe. Antes tendremos que ver morir a la Santa iglesia para ofuscación , incomprensión y conmoción con la huida de muchos. El pequeño resto, no transgénico, se enterrará bajo tierra para dar mucho fruto.

4 comentarios:

  1. Y además, la tremenda y profunda apostasía que carcome a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica (en su estructura temporal), no deja lugar a dudas. Pero hay quienes continúan diciendo que hay que agachar la cabeza y obedecer a quien se empeña en llevarnos hacia el abismo. Nah!, perdona las formas, es que he recordado las palabras del Prelado de la Obra sobre Francisco.
    Abrazos fraternos.

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    1. Sí, no hay dudas. Mira que hay enemigos fuera que son fieros, pero los de dentro son más peligrosos por tibios y traidores. Abrazos agradecidos.

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  2. Muy certera reflexión sobre lo que estamos viviendo en el 2021.
    Y me refiero a este año porque es el presente, aunque la corrupción comenzó hace mucho tiempo ya. Antes que tú y yo hubiéramos sido llamados a la existencia, cual campanilla suave que suena, cada vez que Dios crea un alma.

    Estamos en medio de la gran apostasía. Y estábamos en ella en los fines del 20, pero ahora se ha manifestado en el "reinado" del indigno papa. No lo juzgo, pido su conversión, pero, como que no tengo muy claro que eso sea posible...

    Lo del rayo que surge de un extremo del orbe hasta el otro, me ha encantado, me ha recordado el retorno de Aquel a Quien amamos, en Quien creemos, y en cuya Santas Manos nos ponemos para que en todo se cumpla Su Santa y Divinísima Voluntad.

    Abrazos fraternos

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  3. Amén, así es. Abrazos agradecidos.

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